En nuestra clínica nos gusta estar al día en los avances de nuestra profesión y poder ofrecer a nuestros pacientes la mejor atención sanitaria posible. En esta ocasión, os hablamos de la última innovación en Dermatología veterianria, la fototerapia con luz fluorescente, que recientemente hemos incorporado a nuestros servicios. Su nombre comercial es Phovia. 

¿En qué consiste Phovia? 

Se trata de un nuevo y revolucionario tratamiento para los problemas de piel. Es un tratamiento no invasivo, no doloroso, rápido y eficaz. 

Consta de una lámpara, especialmente diseñada para mascotas, con la que se ilumina la piel, previamente tratada con un gel cromóforo. La energía FLE de la luz fluorescente que emite la lámpara, estimula el gel en cuatro longitudes de onda, para tratar la piel a diferentes niveles de profundidad. A diferencia de los sistemas monocromáticos, las longitudes de onda más larga (roja) penetran mejor en el tejido y las más cortas (azules) tienen más impacto en las estructuras de la superficie. El rango entre 400 y 700 nm actúa activando múltiples respuestas celulares simultáneamente. 

Se realizan dos sesiones consecutivas, de dos minutos de duración cada una, una vez por semana. En procesos crónicos o recurrentes, puede ser suficiente una sesión mensual para mantener el proceso controlado. 

¿Qué efectos tiene Phovia?

La energía FLE ha demostrado tener los siguientes efectos: 

• Incrementa la producción de energía en la zona tratada. 

• Mejora el aporte sanguíneo. 

• Reduce la inflamación y el dolor. 

• Acelera la reparación celular. 

• Potencia la inmunidad local. 

El tiempo de reparación de la piel se reduce aproximadamente a la mitad del tiempo necesario con los tratamientos convencionales. Los efectos son visibles tras sólo dos o tres sesiones. 

¿En qué procesos se puede utilizar Phovia? 

Cualquier herida traumática o quirúrgica, así como la mayoría de procesos cutáneos no tumorales, se ven favorecidos por esta terapia, en cualquier especie animal. 

Es especialmente útil en dermatitis crónicas, como vasculitis, fístulas, granulomas o piodermas profundas, así como en grandes heridas, procesos que requieren, habitualmente, largos períodos de tratamiento y un importante malestar para la mascota y sus propietarios. 

Necesitaremos menos curas, menos cremas, menos vendajes, menos baños, menos uso de antibióticos y menos collar isabelino. Consecuentemente, menos efectos secundarios y menor coste económico. 

En definitiva, una recuperación más rápida.