24 Abr Detección precoz de la Leishmaniosis: Conceptos básicos sobre la leishmaniosis que debes conocer
La leishmaniosis en perros es una enfermedad zoonótica (transmisible entre personas y animales) potencialmente mortal.
Está provocada por un parásito intracelular obligado llamado Leishmania infantum.
Tanto los animales como los seres humanos nos contagiamos por la picadura de flebótomos chupadores de sangre.
El principal reservorio de esta enfermedad es el perro, aunque se ha demostrado que otras muchas especies pueden padecer la enfermedad y/o estar infestadas por el parásito. Por ejemplo, cada vez se describen más casos en gatos y se aísla el parásito en diferentes especies, como el caballo.
¿Cuáles son los síntomas de esta enfermedad?
Este parásito infesta cualquier tipo de órgano, tejido o fluido biológico.
Por tanto, puede dar infinidad de signos clínicos, la mayoría inespecíficos: letargo, disminución del apetito, pérdida de peso, lesiones cutáneas, crecimiento exagerado de las uñas (onicogrifosis), aumento del tamaño de los ganglios linfáticos, aumento de la sed y de la producción de orina, lesiones oculares, hemorragias nasales (epistaxis), cojeras y otros, menos comunes, como vómitos o diarreas.
¿Todos los animales infestados desarrollan síntomas?
Muchos animales infestados pueden mantenerse sin síntomas clínicos aparentes ni alteraciones analíticas durante meses o años. Se conocen como animales infestados clínicamente sanos. Estos, aunque no presentan síntomas, sí son una fuente de contagio para otros animales o para el ser humano.
Dentro de los animales que sí presentan síntomas de enfermedad, se clasifican en 4 etapas clínicas, según la gravedad de los síntomas, niveles de anticuerpos y hallazgos de laboratorio. Las lesiones en los riñones y de los ojos son las más graves, pues suelen ser irreversibles. Con frecuencia terminan con ceguera o necesidad de enucleación de uno o ambos ojos y con la muerte del animal.
¿Por qué unos animales no enferman y en otros la enfermedad es tan grave?
La diferencia radica en la forma de defenderse el sistema inmunitario.
Los perros clínicamente sanos desarrollan una fuerte respuesta celular oTh1, que detiene la proliferación del parásito y lo elimina del interior de las células. Este sistema es el que predomina en personas, por eso el número de casos y la gravedad es mucho menor que en perros.
Los perros enfermos desarrollan una respuesta humoral o Th2, que produce una gran cantidad de anticuerpos, ineficaces para la destrucción y eliminación del parásito y que son los responsables de los daños en los diferentes órganos.
¿Cuál es el tratamiento y el pronóstico de la leishmaniosis?
El tratamiento depende del estadio clínico de la enfermedad.
En animales portadores, clínicamente sanos, puede ser suficiente tratamientos para estimular el sistema inmunitario celular. Requerirán revisiones periódicas y evitar situaciones que puedan deprimir el sistema inmunitario y provocar la evolución de la enfermedad.
En animales enfermos, el tratamiento se basa en la administración de antimoniales inyectables o miltefosina, durante un mes, y alopurinol vía oral durante 6-12 meses. A partir de aquí, el seguimiento es totalmente individualizado, dependiendo de la situación y evolución de cada paciente, necesitando controles periódicos durante toda su vida.
¿Cómo se puede prevenir la leishmaniosis?
La prevención de esta enfermedad se basa en tres pilares básicos:
- Evitar las picaduras de mosquitos, mediante el uso de repelentes (collares, pipetas, spray), evitar dormir en el exterior y los paseos al atardecer, utilizar mosquiteras muy finas en las ventanas, …
- Estimular el sistema defensivo Th1, mediante tratamientos orales periódicos o vacunas.
- Realizar test serológicos en sangre de forma anual, preferiblemente a finales de invierno o principios de primavera.
¿Por qué son importantes los test anuales?
Mediante un simple análisis de sangre, podemos detectar anticuerpos frente a la Leishmania desde los tres meses posteriores a la picadura.
De esta forma podemos hacer un cribado entre animales infestados y no infestados.
Los animales infestados pueden recibir un tratamiento inmunoestimulante y seguir un protocolo de control.
De esta forma, quizá no se pueda curar la enfermedad, pero sí hacer que curse de forma menos grave y tratarla como cualquier otra enfermedad crónica que pudiera sufrir el animal.
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